lunes, 10 de agosto de 2015

Rumbo al XXXII Maratón de la Ciudad de México

Los entrenamientos siguen ahora desde Lima, a poco menos de tres semanas. El día posterior a mi llegada pude hacer la distancia más larga de mi preparación, un 30K.

Hoy trabajé repeticiones 8X1K, con 200 metros o más de "recuperación".  Aquí el resumen:

1. 03:56.99                              5. 03:47.69
2. 03:54.75                              6. 03:47.49
3. 03:49.73                              7. 03:50.91
4. 03:44.02                              8. 03:44.86


Tuve la oportunidad de recorrer y retratar los distintos espacios del Complejo Deportivo Andrés Avelino Cáceres, para finalmente llegar al lugar donde realicé las sesiones de repeticiones, lugar mismo donde inicié a correr, hasta llegar hacer ahí poco más de 10K.


La pista atlética con la demarcación actual tiene más de treinta años, ya no presenta el suelo de tierra más bien ahora está pavimentada. El día se presentó frío con garúa y el suelo bastante húmedo con algunos lugares encharcados.


Algunos corredores locales con mayor presencia de mujeres, algunos dando vuelta por la pista y otros alternando con otros espacios que conservan estructura desnivelada y con muchas partes llena de tierra.


Los recuerdos mientras entreno me remontan a los años en que este lugar era bastante irregular donde llegaban los camiones de carga para transportar grandes piedras, mismo lugar que era conocido como la "Chancadora". En otra parte estaban ubicadas, a distintas alturas, tres campos de tierra, donde se jugaba fútbol, tres categorías de la liga de la zona, San Gabriel.

Ya los cerros desnudos están vestidos de casas, hacia distintos lados, el lugar ha crecido en viviendas y ahora bastante poblado.


En el Complejo, actualmente, hay varios campos con pasto natural y sintéticos, también las llamadas losas deportivas, para el juego de fulbito. Existen áreas para otros deportes como la Natación, el Frontón, así como espacios recreativos para los más pequeños.


Al rededor de un campo de fútbol y otros espacios de formas irregulares de terreno, con algunas pendientes, hay un recorrido que en su vuelta completa demarca 0.99K.


No podría faltar la hidratación, a la mitad de las sesiones y al final. Así continuaré por acá mis entrenamientos, durante unos días más, el 30 de agosto está cerca, mientras sigo corriendo. 


jueves, 4 de septiembre de 2014

El Maratón: la hora cero

La oscuridad contrasta con la luz que emana cada corredor, la lluvia incesante, se deja caer, los tenis se alistan a acompañar el corazón, la salida deja fluir, cual olas del mar se desborda.

Ha salido el contingente, buscando las calles, pisando fuerte, llenándose de agua el cuerpo y todo aquello que lo cubre. Kilómetro a kilómetro, sumando, quizá lento, quizá rápido, mientras el suelo lleno de agua ve reflejar en cada paso, en cada zancada, las siluetas mojadas.

Y así estoy, en medio de todos ellos, escapando hacia la meta, aún lejana, pero acercándola a mi. Edificios durmientes y delante de ellos, entre sus aceras, la gente, ya despierto, ya cubierto, un paraguas, una capucha y la lluvia incesante. Un aliento, un grito, aún solitario, aún distante y seguimos.

Los charcos de agua cubren algunos huecos en sus pistas, nos abrimos a los lados y seguimos. Empapado mi playera y adherido al cuerpo como fuerte estampa, mis lentes empañados no me dejan ver más allá y me aíslo en mi soledad, acompañado.

La luz del día se va asomando tímidamente, puedo ver ya algo, mis pasos se agilizan, ya hay más aliento, más cuerpos en las calles, mientras a mi húmeda figura el agua lo ha invadido. Mis pies navegando en los tenis no se desalientan.


Se acerca la mitad de la carrera, voy fuerte, sin embargo, algo me indica que mi cuerpo ha sentido el desgaste por las condiciones inesperadas. Voy sintiéndome incomodo, dejé atrás el bosque de Chapúltepec, inundado en su trayecto y duro, golpeándome tantas veces. Instante para  hidratarme pero lo que tomo no es lo que esperaba, "es agua de lluvia", escucho.

A la altura del Km 29, el cuerpo se me desorienta, no se lo que tengo, un agotamiento pronto e inesperado, parece acechar. Pan integral con Nutella me ofrecen, un tanto tembloroso me hago de uno y me lo llevo a la boca, mientras mi cuerpo y mis pasos casi se van deteniendo.


Busco beber isotónico, esta vez se ve bueno, tiene color, no está pálido como yo creo tener el rostro. Sólo que se ven inexistentes en el fondo del vaso, se acentúa la sed. Entro al sanitario, al salir siento que algo se me mueve a mi alrededor, decido caminar, descansar un poco para recuperar algo de mi, me olvido de mi tiempo que hasta la mitad había sido mi objetivo.


Vuelvo al recorrido, de pronto veo a una persona con bolsas de refresco de cola, me la ofrece, lo anhelaba, me detengo nuevamente, sólo para absorberla y sentir como mi cuerpo, como una máquina, se va llenando del combustible que necesita.

Y así, continúo, ya mucho mejor, pero ya en ese momento me olvidé de mi marca a realizar, buscando recuperar la fortaleza, sabía que la encontraría. Después me alcanzaría Vic (amigo forero), "échale Manolo", me dice, ya algo recuperado pero aún condicionado por el desgaste de las condiciones de la carrera. Se aleja de a poco.

Km 35, "profe", me despierta el aliento de Dalia, a quién conozco desde las aulas, hace varios años, levanto la mano,  deja salir una toma, la foto del recuerdo, llevo los brazos como queriendo volar y es lo que retrata.

Se acercan los momentos finales, la gente te alienta, los niños alcanzan dulces, no falta la fruta, el refresco pero sobre todo es que están contigo incondicionalmente, "vamos Juan" (lo traía escrito en el número), "arriba Perú" (por mi playera). Una espectadora se me acerca, me va alentando, me da sus fuerzas mientras me acompaña corriendo por varios metros, hay tantos que te apoyan y no los conoces. Gente que no te deja caer, que te ofrece sus manos para levantarte.

Por momentos se hacia difícil transitar con libertad, viendo a otras personas a quienes rebasaba y los observaba muy frescos mientras alguno de nosotros nos veíamos como sombras opacas a su lado. Gente que sólo cubrió un pequeño trayecto pero que dificultaba los espacios.

Se acerca el final, ahora hay una pendiente antes de aproximarnos al estadio olímpico 68, ya tenía buen trayecto que no me detenía y ahí lo tuve que hacer mientras un espectador me arenga a que continúe en la brega, "es lo último", "ya llegaste", "sólo un kilómetro más", vuelvo a apurar los pasos, casi de inmediato, sigo.

Todavía vienen varias vueltas, voy más rápido ahora, el túnel de acceso al estadio, una pequeña pendiente antes de entrar al campo, el cuerpo me responde. Ya estoy en la pista, veo la meta a menos de 200 mts., acelero y logro llegar con fuerza. Mi tiempo fue de 3:37:03. 

Maratón de La Ciudad de México. La preparación

¿Por qué correr?

lunes, 30 de septiembre de 2013

En el Medio Maratón Centenario del Ejército Mexicano

Después del Maratón Rover (31K) con todos los calambres que tuve en aquella ocasión y que me molestaron las pantorillas durante varios días, me disminuyeron en algo como nunca en la confianza que siempre había tenido antes de una competencia.

El día anterior pasé por mi kit, una playera chica muy chica y decido por una playera mediana muy mediana (grande diría yo), el # con Bib Tag y una revista pasada de Runners Word México.


Llego el día de la carrera con el tiempo suficiente pero la entrada era muy lenta por el control que tuvieron con los civiles; corredores y visitantes. Ingreso y me voy corriendo a manera de calentar, veo una primera fila de gentes en una área señalada con globos, "sólo 5 y 10K", "21K más adelante". Me aproximo a la parte de la salida de la carrera y veo dos lados, "por cualquiera" escucho decir, como en el lado derecho había ya mucha gente formada me doy una vuelta para acomodarme en el lado izquierdo donde todavía había poca gente, me doy cuenta que la mayoría ahí son militares porque hasta se saludan con la gente del estrado y preguntan alguno de ellos que por no están ahí para correr.


Después de entonar el Himno Nacional Mexicano, se da la salida, salgo algo adelante pero decido irme algo conservador, sobre todo dada las características de la ruta en este lugar. Al llegar a los 5K nos encontramos de nuevo en el lugar de inicio, de pronto ya estamos corriendo con gente de las otras distancias, al aproximarnos a la separación. Después siguieron las subidas pero ya corriendo sólo con los de 21K. En el 9K el Garmín registra 5:27, después alternaría en los kilómetro siguientes hasta el 15K, entre 4:30 y 4:47. 




En un retorno busco ver si veo algún conocido y casi consecutivamente vi y saludé a algunos, entre ellos a Beto, amigo de un foro. Continuaron recorridos muy variados, poco plano, posteriormente otro retorno y después una vuelta hacia la derecha.


Ya en la parte de las viviendas y en el centro comercial se encuentran las doñas y los niños saludando los pasos de los corredores, veo la zona escolar lugar algo conocido para mi, veo el camino por donde recorría hacia la llamada Puerta 7, en el 19K mi ritmo mejora, marco 04:16.


Se acerca los momentos finales, aparece un joven corredor rebasando, "fuerza" me dice, "estoy fuerte todavía" le respondo, por mi parte también voy rebasando a uno que otro corredor.


De pronto se acerca la vuelta hacia la recta final, se ve la meta pero todavía falta un buen tramo, a estas alturas es un tanto de subida  voy buscando no bajar mi ritmo en ese trayecto. Cuando pensé seguir por el lado de la derecha y no encontrarme con los más lentos de las distancias menores, nos terminan juntando y el recorrido se hace estrecho, veo militares que se cruzan para recoger la basura.


Pienso en el cierre al rededor de los 300 mts. antes de la meta, veo a un corredor que se me había adelantado, decido aguantarme antes de rebasarlo, ya entre los 100 y 150 mts. finales acelero como puedo tratando de salir bien entre la gente que de alguna manera no hace tan limpia mi llegada. Termino con cierta molestia en la pantorrilla izquierda, aunque no me impidió terminar bien aunque algo me incomodó esa situación.


Puedo decir que fue una carrera algo sufrida, una más de las últimas a las que me he enfrentado, talvez mi velocidad no fue lo mejor pero sigo manteniendo esa línea de fortaleza, lo rescatable es que por primera vez en 8 Medios Maratón no me salieron ampollas, puede ser por los Tenis #9 Puma Faas 500, recientemente adquirido ya que los calcetines son los de casi siempre. Mi tiempo chip fue de 1:38.07 mejorando mi récord en 38 segundos.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Un reto llamado Rover

Decidí participar en la 59 edición de Maratón Rover Montaña, el 15 de septiembre. Este evento lo organiza cada año los Scout de México, un Trail con lugares lleno de dificultad por su terreno y por lo elevado en gran parte del recorrido, que parte del Monumento al Caminero en el DF, hasta llegar al poblado de Tres Marías en un recorrido de 31K o hasta el Estadio Centenario en Cuernavaca, para completar una distancia de 42.1K. 

El día anterior pasé por el kit de corredor en una mañana lluviosa, había escuchado por la radio que las lluvias continuarían hasta el domingo. Ese día de la carrera arribo muy temprano al lugar indicado en plena lluvia. Veo a Vic y casi de inmediato a Viajero, ambos compañeros de un foro con quienes ya había coincidido en alguna carrera. Nos tomamos la foto del recuerdo y después paso a dejar algunas cosas al guardarropa.


Me acomodo algo adelante, Vic y Viajero se colocan un poco más atrás, siento que físicamente estoy fuerte para llevar un trayecto algo rápido a pesar de las constantes subidas que nos esperan.

Empieza la carrera, vamos por las calles poco a poco adentrándonos a pendientes, el suelo llenos de charcos de agua, es inevitable no caer en alguno, por momentos la caída de agua de las calles más elevadas hacía que me salpicara hasta casi las rodillas.

Alternaba el recorrido con caminar por algunos momentos y en otros con pasos más rápidos. Durante los primeros 7K mi ritmo había sido como me lo había propuesto pero a la vez las constante lluvia ya me tenía prácticamente húmedo toda la ropa y mis tenis se había llenado de agua lo que hacía más pesado mis andares. 

Llego al primer abastecimiento todavía con buen paso pero ya traía la ropa empapada de agua, nos internamos a territorios más complicados, siguen las subidas, pero ya aparecen terrenos enlodados, bajo el ritmo dado que mis tenis no ayudan, evito resbalar mientras mis pasos van "retrocediendo".

Poco a poco en el avance de la competencia sentía el cuerpo que se me helaba, me vi desplazándome con la mano levantando la playera para que no se me pegará al cuerpo y no sintiera tanto el frío, por efecto del clima ya traía los lentes empañados y no había forma de limpiarla, fui perdiendo la ubicación de la distancia transcurrida, ocasionalmente pude darme cuenta de que iba por el 16K, poco a poco me seguía quedando.

Creo, alrededor del 20K, en que ya no veía hacia los lados del camino pues me ocupaba más de mi cuerpo, en es ese momento vino una leve bajada el cual seguí como trayecto, cuando escucho un grito, continué corriendo, escuché otro grito que se oía lejano, sórdido, volteo y atrás en una parte en que se me hizo elevada una corredora detenida me hace la señal y me indica el camino, "chin..." a regresar, vuelvo a la ruta y en ese momento aparece Víc quien me pregunta que cómo iba, le digo que venía de un despiste, como bien contaría él, en ese momento ya estaba "desorientado", le pregunté si tenía una playera seca, dicha pregunta suplicante lo repetiría varias veces.

Después de seguir con Vic, juntos, se me fue alejando, yo ya tenía el cuerpo "congelado" y estaba temblando, tropiezo con una piedra logro evitar caerme pero aparece dolor en las pantorrillas, calambre. Más adelante lo veo que se detiene como mirando al cerro, busca algo de sus cosas, me le acerco preguntándole si había pasado algo, me dice "una foto", me la toma y luego me pide que le tome, la verdad ya me temblaba hasta las patitas así es que para no errarle le tomé dos fotos.

Por momentos te sientes sólo, entre matarroles, sin saber por donde pisas, espero que aparezca alguien, aunque ocasionalmente te encuentras con alguna persona que está en el recorrido sólo alentando, a veces detenido, a veces caminando en sentido opuesto. Veo a dos corredores, les pregunto si tienen una playera seca, uno de ellos me dice que no pero me ofrece unos chocolates, "no te detengas", "no te pares, sino se te enfría el cuerpo", saca de su mochila varias en forma de bolitas y me las deja caer en una mano que temblorosa no atinaba controlarse, logro llevarme tres a la boca no sin pasar apuros.


Poco después aparece un corredor que viene corriendo frente a mí, "no es por acá" dice y veo que detrás de él vienen varios más, otro expresa "si era por ahí", entonces todo el grupo vuelve hacia el lado de dónde venían y luego nuevamente "sí era por allá", y así, otra vez a regresar.


De repente ya estábamos en un terreno fangoso lleno de maleza. Se me va el grupo, trato de alcanzarlos mientras mis pies se hunden y levantan lodo, una mano apretujada conserva el resto de los chocolates. Después veo casi perderlos en un camino algo más accesible, apuro porque no me quería quedar sólo en un lugar lleno de frío y una lluvia que no deja ver, en ese momento corrí como pude, tropiezo y caigo bruscamente, de bruces al suelo, pongo mis manos en la caída y veo como los chocolates se me caen y se pierden lentamente entre el lodo, de nuevo los calambres me aprisionan con enorme dolor, grito muy fuerte, nadie escucha mi caída aunque más me duele la perdida de lo que podría haberme dado algo de calor.

Rápido me levanto y sigo corriendo como fuese posible, alcanzo a una pareja de corredores, están tratando de rodear una laguna formada por la lluvia, uno de ellos va por atrás de un lado que está marcado por alambres con púas, la chica que seguía por el lado del trayecto cae pero es ayudada y sale rápido, me aproximo ahí, me agarro del alambrado pero resbalo y caigo, la mitad de mi cuerpo se sumerge, salgo de ahí expulsado por lo frío del agua.

Seguí corriendo, por ahí algún corredor lograba rebasarme, la lluvia arreciaba, por momentos era imposible ver, mis lentes empañados no me servían de mucho buscaba el Garmín (un dispositivo a manera de reloj que entre otras cosas sirve para medir la distancia y el ritmo de carrera), pero en algún momento me olvide de él, mi ya congelado cuerpo iba de un lado a otro, avanzando poco.

Pensé detenerme a buscar que me calentara el cuerpo en el punto llamado "Fierro del Toro", yo ya venía totalmente enlodado en la caída aparatosa donde había dado un enorme grito (y no era el de la independencia) y mi número ya inexistente estaba colgando en un sólo seguro. Veo a un fotógrafo que corriendo de su lado protector de lluvia se me coloca al frente, toma una foto a mi casi inerte figura, seguí el camino y se me olvido de buscar alguna playera seca. Aparece una encrucijada, dos caminos, pregunto que por dónde es ya siguiendo uno de ellos, asumo que es el correcto lo cual es apoyado cuando a mi lado están dos corredores más que poco a poco se me alejan.

Lo siguiente para mi era apuntar que debía llegar al siguiente punto y que ahí sí encontraría algo para calentar mi enfriado cuerpo. Después vinieron trayectos siempre difíciles, yo sólo buscaba mantenerme en moverme como pudiera, mi poca atención sólo se dirigía hacia mi mismo, por instantes había continuado corriendo con una mano levantando mi playera para que no sintiera tanto el frío adherido pero en otro momento aparecía ya expuesto a la playera empapada sin poder levantarlo del cuerpo, las fuerzas casi me habían abandonado.

Ya al lado de algunos corredores aparece una silueta en el medio, detenida, impávida, tiesa. Es un combatiente prácticamente vencido, suelta una frase,"ya estuvo" como queriendo salir de ahí, mientras mantiene los brazos cruzados en su cuerpo, es un mar de temblores.

Yo seguí y el atrás mío, la lluvia no cesaba y el camino siempre complicado, mi cuerpo incontrolado seguía tambaleante, por un momento me olvidé del otro cadáver (perdonen si ofendo), a lo lejos escucho porras, la gente ahí, que a pesar de la lluvia se habían apostado para seguir el aliento a los competidores, a un hermano a un hijo a un novio, a un esposo a una esposa, a un padre. Me conmueve, cómo es que puede haber gente apoyando, entregándote un vaso de agua, un poco de fruta, diciéndote alguna palabra que abraza y que no te deja morir, gente en un lugar donde casi no pueden verte, donde el inclemente clima es cruda y es cruel con uno.

Es el lugar llamado Tres Marías, veo un casa y en ella apostada una familia apoyando, creí que vivían ahí y por eso me les acerqué, les pedí una playera seca, la señora me abraza, me da calor con su cuerpo, con el aliento de su boca, para revivirme, atrás la figura de mi gemelo cadáver aparece, lo reviven de igual forma.

Quería seguir corriendo pero nos dicen que adelante hay una ambulancia, ahí surge un término que nunca lo había creído para mí ni aún en ese momento, "hipotermia". Nos conducen a ese lugar, pero le vuelvo a pedir "una playera" al esposo, se despoja de su ropa y me da una camiseta blanca, ayudado me quito mi inutilizable playera y me cambio.

Ya en la ambulancia nos dan materiales para secarnos y nada más, se quejan de los organizadores, dicen que ya atendieron a otros con hipotermia. Uno de ellos habla por radio pide refuerzos porque ellos no pueden atender más. Pensé que nos medirían las funciones vitales mas la atención nunca llegó. Pensé nuevamente en continuar pero el cuerpo acalambrado y ya sin ritmo más la lluvia intensa al salir de la unidad hicieron dudar mi intento. Me acuerdo que no había pasado por el punto de lectura del chip.

Cual Lázaro resucitado, nos fuimos a buscar algo caliente, pedimos café y en ese lugar de comidas habían varios corredores que se estaban cambiando pues sólo hasta ahí llegaron. Nos invitaron dos copitas de tequila y las platicas vinieron de un lado a otro.

En ese momento ya decidí no correr más, pasé a recoger mi medalla, la más desangelada que he recibido en mi vida atlética más aún cuando veo corredores llegando a ese punto e internándose a la carretera, eso me hizo sentir peor, quise tirar las cosas y seguirlos pero ya traía los pies descalzos como "chancleando".

Tomamos un taxi, llegamos al estadio, el otro compañero ubica a sus amigos, todos de Veracruz, ubico a mis familiares en la grada, en eso me encuentro con Vic, ya le digo que me quedé en Tres Marías. Me acerco a mi hermana que se sorprende verme llegar por ahí cuando me buscaba aparecer en la pista de carrera, me vio tembloroso, nos dirigimos a dónde vive, ya ahí me dio una playera, un par de calcetines y luego a la Ciudad de México.

Fue una carrera que decidí afrontar muy a pesar de las condiciones que se extremizaron ese día, recuerdo vivídamente lo padecido como una experiencia de supervivencia, qué tenía que seguir para salir de ahí, experiencia que te golpea, que te paraliza pero que te enseña, te enseña a sacar más fuerza de ti, a no perder la lucha hasta llegar a donde sea posible para mantenerte, para no caer sin poder incorporarte, volvería claro, volvería estar ahí con más fuerzas, con más armas y entonces no caeré, si acaso caeré menos, en el camino mismo está la vida, la que sigue mientras viva.

FIN

martes, 10 de septiembre de 2013

Cómo correr un Maratón

Debido a conversaciones en un foro ante las preguntas de cómo es mi entreno para las competencias, surgió la idea de escribir algo de lo que hago, en este caso, mi preparación y participación en el Maratón de la Ciudad de México. Esto es sólo mi experiencia, no pretendo hacer una receta de qué hacer antes y durante una competencia.

42.195Km es la distancia anhelada por muchos que inician en las carreras, meses hasta años para dar forma a esta idea, sueños, luchas, lágrimas, desvelos, caídas y el levantarse recorren por cada uno de quienes asumen este compromiso.

Cuando empecé a correr siempre tuve que lidiar con frases que escuchaban en torno a mí, tengo los pies planos y por ello no debía correr ni podía hacer deporte, al fin y al cabo mi pasión por el fútbol me mantuvo ahí.  

Muchos apuestan muchas horas de entrenamiento, horas en el gimnasio, para hacerse más fuerte cuando le toque estar ahí, por mi parte consideraba que no estaba para dedicar tanto tiempo y seguir planes tan estrictos para tener un desempeño aceptable.

De acuerdo a la experiencia vivida en mi infancia y también a mis conocimientos en psicología pude concluir que las respuestas físicas están muy relaciones con lo mental, de ahí quizá el miedo a no poder porque aprendemos a ser débiles y tal vez por eso estamos en esto para sobre ponernos a ello.

Así de esta forma, mi entrenamiento consistió en un trabajo físico-mental, creer en tu cuerpo es creer en ti, en lo que estás haciendo, es pensar y ver al cuerpo como la máquina más fuerte a la que alimento con el combustible de mi energía y que se expresa así porque la fortaleza la establezco desde ahí a cada parte de ella, en adelante sólo eso nos une, la comunicación coherente de lo que pienso una totalidad hacia la consecución de lo perseguido.

Cuando uno está, incluso desde antes, inmerso en el Maratón, al miedo a la cercanía, y el pensar se llena remotamente de mensajes negativos, es cuando comienza el cuerpo a desfallecer, sí bien es cierto es necesario cuidar ciertos detalles, haber entrenado, los tenis apropiados para una carrera larga, alimentarse e hidratarse cada cierto tiempo, el cuerpo se va haciendo cada vez más débil, comienza a dolerte todo, a recordar que hace un tiempo atrás se tuvo una lesión en esa parte, en fin se comienza a invadirse todo lo malo en uno.

Por lo demás detalles no suelo consumir geles ni cosas similares, porque eso me hace estar lejos de mi propósito,  si quiero hacer fuerte a mi cuerpo con ello, le estaría expresando una debilidad, le estaría diciendo no confío en mí y por tanto tampoco en ti, siempre aprendemos que cuando estamos enfermos de gripa debemos recurrir a tal medicina, es decir no dependemos de nosotros mismos, de nuestros propios recursos.

El cuerpo es sometido a estrés en cada momento que transcurre los pasos, comenzamos entonces a detenernos, parece que poco a poco nos damos por vencidos, el dolor más que indicarnos lo débil que está el cuerpo debe ser más bien un indicador de que es lo que debo y puedo hacer, seguramente en ese momento la postura ya no es la mejor, te está diciendo algo, hay que levantar ese cuerpo, erguirlo será la cuestión, comunicarse con el cuerpo y llenar el pensamiento de imágenes agradables, positivas.

viernes, 30 de agosto de 2013

Mi segundo 42.195K, Maratón de la Ciudad de México

Un año después de haber debutado en el Maratón acudía nuevamente a este evento para mi segunda participación, desde muy temprano empezaron a llegar los corredores, se aparecían por distintas calles alrededor del Palacio de Bellas Artes.


La foto obligada luciendo el número 1987, después acomodarse para el inicio del último bloque de corredores, la cual esperaba con la tranquilidad necesaria pues había preparado bien esta carrera así es que los nervios no estarían conmigo una vez más, sabía lo que tenía que hacer y eso ya estaba decidido antes de ponerme en el trayecto.


Consideré irme en la mayor parte de la primera mitad del Maratón a mantenerme en un ritmo debajo de 05:00 min/km, que fui llevando a cabo a excepción del primer km y algún otro más, llevaba mi GPS Garmín donde observaba que todo trascurriera como lo había planeado, al final seguramente, y así lo pensé, mis tiempos se dispararían del límite contemplado, al fin y al cabo el objetivo era estar cercano a las 3:30 min. Otras de las cosas que tuve que cuidar fue la hidratación, cada 5K tomaría Gatorade que en algunos casos fueron reemplazados por algunas bebidas en bolsita que muy amablemente los niños y adultos nos alcanzaban mientras nos animaban a continuar en el camino.


Después del km 30 ya me costaba mantenerme dentro del ritmo considerado a seguir, la gente no dejaba de alentar y con suplicas te instaban a no desfallecer, cuando los heridos se detenían y se doblaban con expresión dolida o cuando tirados en el suelo se retorcían por los incesantes calambres. Poco antes del 41K se vuelven a juntar los corredores del Medio Maratón y del Maratón, así es que a esas alturas ya era difícil correr, zigzageante me abría paso por entre el mar de gente con un ritmo más lento que el mío, una última subida a lo que mi cuerpo responde todavía con la relativa fuerza que aún me sigue. Viene un descenso y encaminamos al Estadio Olímpico 68, casa de los Pumas de la UNAM, después un estrecho túnel donde apuro mi paso, ahora la pista atlética, viene una vuelta, me acerco a la meta, voy en zig zag para rebasar a corredores que en su mayoría han hecho la mitad del recorrido (21K). He llegado, un logro que ya lo había planificado desde antes y un tiempo logrado con mucho esfuerzo pero a la vez con mucha alegría, mi tiempo neto registrado fue de 3:32:34.


Salgo del estadio, paso por el kit de recuperación, la medalla, la playera Finisher que no me lo pongo y de ahí a sentarme a atender mi pie izquierdo que tenía una ampolla bastante incómoda y que ya lo había sentido desde el 26K pero que lo suprimí de mi mente con alguna estrategia que manejo. Luego la foto final, antes de retornar a casa.